domingo, 20 de febrero de 2011

Con tanta inocencia y dulzura, pasión y locura ella todo lo dio y recibió traición. No fue fácil para ella ver que el mundo no era como lo soñó, conocer el amargo sabor del sufrimiento y aprendió a perdonar y a olvidar con el alma y se hizo tan fuerte y tan grande, peleó a golpes con la vida y jamás se rindió. ¡Qué mujer! Como un hombre la puede perder. ¡Qué mujer! Ha venido a este mundo a vencer.

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