¿Cómo empiezo de nuevo? ¿Cómo perdono? ¿Cómo me perdono a mí además? ¿Cómo disfruto el juego? Y de pronto sintió un nudo en la garganta y sin embargo disfrutó.
Él le llamó aceptación a ese llanto sin consuelo y desde ahí transformó la rigidez del miedo cruel y paralizador en impulso motor.
Fue en busca de su esencia una y mil veces y encontró que ésta siempre mutaba, de forma espacios, tiempos, todo acorde a la emoción del momento en que estaba.
Focalizó tanto en ahora que temió perder completa la memoria.
Fue entonces que se hizo conciencia y creyó comprender: mi esencia no es mi historia, no!
Y de pronto sintió muy livianos los hombros y rumbo al cielo se cayó.
Él le llamó plenitud a esa risa en carcajada y desde ahí la virtud de vivir libre o nada creció como un alud eligió ver la luz.
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