Por darle trova accidental a un rock and roll que agonizaba, suerte de voz angelical que puede transmutar en lava.
Por dar color a mi sopor, para taparme de locura. Y en cada acorde ese calor que ha de soldar las armaduras.
Por tu fiel versatilidad. Que puede suscitar pasiones, como también contagiar de fe a los muertos corazones.
Por denunciar al ruin traidor que arremetió contra la vida, porque no hay fusil ni represor que pueda herir a las doctrinas.
Por transmitir a viva voz junto con los de tu calaña que todo el mundo lleva un 2 detrás de un 0 en las entrañas
Por todo esto el manifiesto de nuestra eterna gratitud.
Por esta fiesta de actitud, que nos ha vuelto pastilleros.
Y aunque te cueste abandonar el manto noble de humildad que cubre el alma de los grandes, sabé que el Rock no olvidará que alguien lucho por su lugar y se llamó Piti Fernández.
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